viernes, 26 de abril de 2013

'Viajar a la deriva'. Adaptación propia y libre, extraída de la 'Teoría De La Deriva' de Guy Debord (1958).



Entre los diversos procedimientos situacionistas, la deriva se presenta como una técnica de paso ininterrumpido a través de ambientes diversos. El concepto de deriva está ligado indisolublemente al
reconocimiento de efectos de naturaleza psicoemocional, y a la afirmación de un comportamiento lúdico-constructivo, lo que la opone en todos los aspectos a las nociones clásicas de viaje y de paseo.
Una o varias personas que se abandonan a la deriva renuncian durante un tiempo más o menos largo a los motivos para desplazarse o actuar normales en las relaciones, trabajos y entretenimientos que les son
propios, para dejarse llevar por las solicitaciones del momento y los encuentros que a él corresponden. La parte aleatoria es menos determinante de lo que se cree: desde el punto de vista de la deriva,
existe un relieve psicoemocional de los sentimientos, con corrientes constantes, puntos fijos y remolinos que hacen difícil el acceso o la salida hacia la realidad. Pero la deriva, en su carácter unitario,
comprende ese dejarse llevar y su contradicción necesaria: el dominio de las variables psicoemocionales por el conocimiento y el cálculo de sus posibilidades. Bajo este último aspecto, los datos puestos en evidencia por la psicología, aun siendo a priori muy limitado el espacio social que esta ciencia se propone estudiar,
no dejan de ser útiles para apoyar el pensamiento psicoemocional.

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